jueves, 22 de agosto de 2013

Trabajar diviertiéndose o dirvertirse trabajando

No conozco ningún periodista que reniegue de su trabajo. En realidad, no conozco alguien que esté obligado a ejercer el periodismo. La vocación y la pasión son características inherentes a esta profesión. Sin embargo, hay variantes que permiten además, la diversión dentro del trabajo. Así es que el fanático del fútbol se hace periodista deportivo; el melómano se hace crítico de recitales; o el gourmet recomienda (o no) restaurantes.
Y no se trata seguramente de una segunda opción. No es sólo lo que queda de algo trunco. La frustración de no poder debutar en la primera del club al cual se es hincha, no hace cronista a nadie. Debe haber pasión y gusto en contar lo que sucede en torno al mundo futbolístico. No cualquiera que rasca una guitarra o saca algunos sonidos de cualquier instrumento, puede transmitir lo que se siente en un concierto o lo que conmueve un disco.
Simplemente hay quienes saben combinar sus hobbys con sus labores. O bien, pudieron profesionalizar sus entretenimientos y ganarse la vida con ello. Es el equilibrio justo entre diversión y responsabilidad. Gabriel García Márquez dijo alguna vez que el periodismo es el mejor oficio del mundo. El periodismo especializado será entonces, el pasatiempo mejor pago o la profesión más divertida.

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